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Federations Magazine Article
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2006
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Chancellor Schüssel’s chellenge: How to revive the spirit of the EU in Austria

Chancellor Schüssel’s challenge How to revive the spirit of the EU in Austria BY MELANIE A. SULLY Austria’s presidency of the European Union started less than favourably — with an EU constitution many said was “dead”. The Austrian legislature, the Nationalrat, had ratified the Treaty on a Constitution for Europe in May 2005 and the second chamber, the Bundesrat, followed soon after. But just days later, the voters of France and the Netherlands, both founding members of the EU, rejected the Constitution in referenda. This double rejection plunged Europe into confusion and uncertainty (see Federations Vol. 5 No. 1, “Europe’s rude awakening from a federalist dream,” by Philip Stephens). The EU was in uncharted waters and experts disagreed on what to do next. Austrian Chancellor Wolfgang Schüssel announced “the constitution is not dead, since the ratification process is still underway.” Technically this was true, and in February 2006, during the Austrian presidency, the Belgian parliament ratified the Treaty. But the peoples of Europe seemed less than convinced. Before EU Austrian accession in a referendum in 1994, Austrian Chancellor voters had given the government a massive Wolfgang two-thirds majority for joining Europe. In Schüssel the election to the European Parliament ten years later, only 42 percent of voters even bothered to go to the polls. Austrian skeptics A Eurobarometer poll of the European Commission published at the beginning of 2006 showed that Austria has become one of the most Euro-sceptic countries in the Union, rivalling even Britons. Only 20 per cent of Austrians support Turkish membership in the EU. Of all the federal states, Salzburg is the most proud to be seen as part of Europe. The poll showed that Austrians are especially disturbed by unemployment, wastefulness in the EU and crime often attributed to the recent enlargement of the EU to 25 members. In March 2006 the radical right FreedomParty (FPÖ) began a petition campaign against the admission of Turkey into the European Union. The Austrian State Secretary for Foreign Affairs, Hans Winkler, said the EU presidency should not act as the Constitution’s forensic scientist, but admitted it was necessary to win back the confidence of Europe’s citizens. At a “Sound of Europe” conference in Salzburg to mark the 250th anniversary of Mozart’s birth, Austrian Chancellor Melanie A. Sully is a Professor at the Diplomatic Academy in Vienna and the author of “The New Politics of Tony Blair” and “The Haider Phenomenon”. Wolfgang Schüssel proclaimed that Europeans did not know enough about each other and somehow saw each other as “foreigners.” Europe Day As a way of overcoming this apparent disinterest or even hostility to Europe among Austrians, the Austrian parliament changed its rules of procedure in 2005 to allow for so-called “Europe Debates.” Each parliamentary group could propose a topic for discussion within the framework of this debate dedicated exclusively to EU issues. Also, at the beginning of each EU presidency there is the opportunity for members of the Austrian parliament to debate the proposed work program set out by the EU presidency. The first attempt at such a session of the Austrian parliament took place in September 2005 and was televised live for eight hours. Parliamentarians said that far from stimulating interest in EU affairs, it was met with apathy. Anti-Europeanism Although Austrians are less than enthusiastic about the European project, they were nevertheless shocked by the strength of anti-European feeling in the Middle East and Asia following the publication in Denmark of the controversial cartoons depicting the prophet Mohammed. Scenes of violence and attempts to storm the Austrian embassy in Tehran showed that Austria was looked upon as a symbol of Europe during its presidency. Austria appealed for restraint defending freedom of speech but urging tolerance and respect for religious beliefs. The reaction to the caricatures left many wondering what to do when there is a clash between freedom of expression and respect for religion — both core European values. This in turn raises more questions than answers since EU countries are split on the question of Turkish membership in the EU and the implications of absorbing a large non-Christian country. The Next Waltz In July, Finland takes over the EU presidency and with it the debate on the Constitution. In Helsinki the diagnosis on the European Constitution varies. While some have written the whole thing off, others see a glimmer of hope. European integration started in 1945, in part to counter the domination of Europe by superpowers. Today Europe is struggling to speak with one voice in the world — endeavouring to speak in a voice that echoes all its peoples, member states and regions.

POR MELANIE A. SULLY
El inicio de la presidencia austriaca de la Unión Europea fue
menos que favorable: muchos consideraban que la Constitución
de la UE estaba “muerta”. En mayo de 2005, el poder legislativo
austriaco, el Nationalrat, había ratificado el Tratado por el que se
establece una Constitución para Europa y lo mismo hizo, al poco
tiempo, la Cámara Baja, el Bundesrat. Sin embargo, unos días
después, los votantes de Francia y de los Países Bajos —ambos
países son miembros fundadores de la UE— rechazaron la
Constitución en sendos referendos. Este doble rechazo sumió a
Europa en la confusión y la incertidumbre (véase Federaciones Vol.
5. No. 1, “Europa se despierta violentamente de un sueño
federal”, por Philip Stephens). La UE navegaba por aguas ignotas
y los expertos no coincidían en qué camino seguir.
El canciller austriaco Wolfgang Schüssel declaró:
“la Constitución no está muerta pues el proceso
de ratificación sigue su curso”. Técnicamente,
esta afirmación era verdadera y en febrero de
2006, durante la presidencia de Austria, el
Parlamento belga ratificó el Tratado. Sin
embargo, los europeos no parecían estar
convencidos. Antes de la adhesión a la UE en
1994, el electorado austriaco había dado al
gobierno un voto absolutamente mayoritario de
dos terceras partes a favor de la unión con
Europa. Diez años más tarde, en las elecciones
para el Parlamento Europeo, sólo 42% del
electorado se tomó la molestia de ir a las urnas.
Los escépticos austriacos
Una encuesta del “Eurobarométro” de la Comisión Europea,
publicada a principios de 2006, mostró que Austria se ha
convertido en uno de los países más euro-escépticos de la Unión,
compitiendo incluso con los británicos. Únicamente 20% de los
austriacos apoyan que Turquía ingrese a la UE. De todos los
estados federales, Salzburgo es el que más se enorgullece de ser
visto como parte de Europa. Los resultados de la encuesta dicen
que los austriacos están particularmente preocupados por el
desempleo, el despilfarro en la UE y la delincuencia que con
frecuencia se atribuye a la ampliación de la UE a 25 miembros.
En marzo de 2006, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), de
derecha radical, empezó una campaña de pedimento en contra
de la admisión de Turquía a la Unión Europea.
El secretario de Estado para Asuntos Exteriores de Austria, Hans
Winkler, afirmó que la presidencia de la UE no debía actuar como
el médico forense de la Constitución pero admitió que era
necesario recobrar la confianza de los ciudadanos europeos. En
una conferencia titulada “El sonido de Europa”, celebrada en
Salzburgo para conmemorar el 250 aniversario del nacimiento de
Mozart, el canciller austriaco Wolfgang Schüssel declaró que los
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europeos no se conocen entre sí y que, en cierta manera, se ven
mutuamente como “extranjeros”.
Día de Europa
Como un mecanismo para superar este aparente desinterés o
incluso hostilidad hacia Europa por parte de los austriacos, el
Parlamento de ese país modificó su reglamento interno en 2005
para dar cabida a lo que se llamó “Debates de Europa”. Dentro
del marco de este debate, dedicado exclusivamente a temas de la
UE, cada grupo parlamentario puede proponer un tema de
discusión. Además, al inicio de cada presidencia de la UE, se
abre la posibilidad de que los miembros del Parlamento
austriaco debatan la propuesta del programa de trabajo que
establezca la presidencia europea.
El primer intento de llevar a cabo una sesión de esta naturaleza
en el Parlamento austriaco fue en septiembre de 2005 y se
transmitió en vivo por televisión durante ocho horas. Los
parlamentarios reconocieron que en lugar de que se estimulara el
interés en los temas de la UE, reinó la apatía.
Antieuropeísmo
Aunque a los austriacos no les entusiasme realmente el proyecto
europeo, sí les sorprendió la fuerza del sentimiento antieuropeo
en el Medio Oriente y Asia tras la publicación en Dinamarca de
las controvertidas caricaturas del profeta Mahoma.
Las escenas de violencia y los intentos de irrumpir en la
Embajada de Austria en Teherán demostraron que, durante su
presidencia, Austria era vista como un símbolo de Europa.
Austria hizo un llamado a la mesura defendiendo la libertad de
expresión mientras pedía tolerancia y exhortaba a que se
respetaran las creencias religiosas. La reacción ante las caricaturas
hizo que muchos se preguntaran qué hacer ante un conflicto entre
la libertad de expresión y el respeto a la religión: dos de los
valores fundamentales de Europa. Pero hay más preguntas que
respuestas, ya que los países de la UE están divididos en el tema
de la membresía de Turquía y las implicaciones de la adhesión de
un país grande que no es cristiano.
El siguiente vals
En julio, Finlandia asume la presidencia de la UE y, por
consiguiente, el debate en torno a la Constitución. En Helsinki, el
diagnóstico de la Constitución europea varía. Mientras algunos
han escrito que es un proyecto perdido, hay quienes ven un rayo
de esperanza.
La integración europea comenzó en 1945, en parte para
contrarrestar la dominación de los superpoderes sobre Europa.
En la actualidad, Europa lucha por tener una sola voz ante el
mundo: se esfuerza por tener una voz respaldada por todos sus
pueblos, Estados miembros y regiones.

El reto del canciller Schüssel
Cómo revivir el espíritu
de la UE en Austria